Comenzando la etapa de amamantamiento, ¿sabrías distinguir realidad frente a leyenda?
Me gustaría hacer un breve repaso sobre algunos de los mitos que rodean a la lactancia y la parte de realidad que puede haber en ellos.
Porque un mito se forja a partir de un hecho real, y suele consistir en la interpretación popular de estos hechos, transmitida y perpetuada culturalmente por tradición oral.
Amamantar duele
Ojalá nunca fuera así, pero es innegable que muchas mujeres sienten dolor al amamantar, sobre todo al principio. Pero que ocurra no quiere decir que este bien, hay que buscar la causa y ponerle solución.
No todas las madres tienen leche
Aunque el porcentaje de mujeres que padecen hipogalactia real es bajísimo (menos de un 5%).
La mayoría de fracasos en la lactancia vienen dados por una baja producción. Cuando las madres pierden la confianza en sus capacidades y empiezan a seguir malos consejos, como poner horarios a la lactancia o dar una pequeña ayudita , tienen verdaderas dificultades para amamantar de forma completa a sus hijos.
Me quedé sin leche
O sus variantes: “la leche se hace agua”, “mi leche ya no alimenta” etc… Este mito debe tener su origen en los baches de crecimiento o crisis de lactancia, situaciones en las que transitoriamente la cantidad de leche o la velocidad de flujo de la misma se hace insuficiente, y el bebé responde mostrándose molesto e insatisfecho.
En ocasiones también se achaca la “desaparición de la leche” a un susto o un disgusto; y es cierto que situaciones de gran estrés súbito para la madre pueden llegar a inhibir el reflejo de eyección lácteo, por una transitoria falta de oxitocina. Pero no quiere decir que nos quedemos sin leche, simplemente que sale más despacio que de costumbre por un periodo corto de tiempo.
Aunque sea un fenómeno temporal es fácil entender como se formó y por qué perduró este mito
Alimentos prohibidos durante la lactancia
En realidad todos los alimentos son perfectamente compatibles con la lactancia. Sin embargo hay bebés sensibles que pueden detectar ciertos sabores extraños, y especialmente pueden existir alergias, que se manifiestan por los alimentos que come la madre y de los que algunas proteínas o grasas pasan a su leche y pueden causar molestias en los bebés.
El ejemplo más habitual es la alergia a la proteína de leche de vaca. No confundir, por favor con la intolerancia a la lactosa (que es el azúcar de todas las leches).
La leche humana es la que mayor proporción de lactosa tiene naturalmente, o sea que los bebés amamantados no tienen intolerancia a la lactosa.
Pero para llegar a esta conclusión la madre puede y debe comer de todo.
Alimentos para tener más leche o de mejor calidad
En este caso es más difícil separar la realidad del mito, porque en cada cultura hay unos alimentos “buenos para la leche” propios. La gran mayoría tienen poco o ningún fundamento.
Aquí el conocido ‘efecto placebo’ juega un papel muy importante.
Si una madre toma algo pensando que va aumentar su producción y ciertamente lo cree, esta aumentando su confianza en ella, un aspecto fundamental para la lactancia, y cómo está convencida de que ahora si va a tener leche seguirá ofreciendo aumentando así la succión del bebé y por lo tanto la producción.
Así que para esta mamá ese algo que tomo si le hizo tener más leche y en realidad lo que gano fue confianza en ella.
¿Qué más mitos sobre la lactancia conocéis?
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